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La infancia sin amor: El dolor del niño interior.

Cada generación se esfuerza por darle a sus descendientes lo que no tuvieron.

Si no tuvieron cosas, se preocupan de llenar a sus descendientes de juguetes, ropa, etc.

Si no tuvieron familia, tienen varios hijos para que tengan hermanos y hermanas.

El problema viene cuando nos damos cuenta de que estamos dando lo que no tuvimos, pero no lo que nuestros hijos necesitan. Por eso mismo, cada generación llega a su edad adulta con diferentes carencias, pero igualmente tan carentes como los que le precedieron. La carencia es la única constancia

¿Qué tipo de carencias infantiles hay?

  • Carencias de necesidades básicas: hambre, frío, medicamentos, escolarización, sanidad, seguridad y cobijo, etc.
  • Carencias afectivas: identidad (existo y sé que me ven), pertenencia, aceptación, protección, defensión, educación emocional (cómo me relaciono conmigo) y social (como me relaciono con los demás).
  • Carencias intelectuales: acceso a la cultura, a la ciencia, a diferentes formas de pensar, a la naturaleza local, desarrollo de la creatividad, etc.

El único elemento que no crea percepción de carencias es el afecto sano. Sin apegos, dependencias, sobre protección, etc.

El afecto sano es el que crea la autoestima sana, que nos ayuda poner la mirada en lo que sí tenemos, en lugar de tapar lo que no tuvimos. Ese afecto sano tienen que ponerlo los padres y madres.

Cada generación se esfuerza por darle a sus descendientes lo que no tuvieron.

Si no tuvieron cosas, se preocupan de llenar a sus descendientes de juguetes, ropa, etc.

Si no tuvieron familia, tienen varios hijos para que tengan hermanos y hermanas.

El problema viene cuando nos damos cuenta de que estamos dando lo que no tuvimos, no lo que nuestros hijos necesitan. Por esto mismo, cada generación llega a su edad adulta con diferentes carencias, pero igualmente carentes que los que le precedieron.

El único elemento que no crea percepción de carencias es el afecto sano. Sin apegos, dependencias, sobre protección, etc.

El afecto sano es el que crea la autoestima sana, que nos ayuda poner la mirada en lo que sí tenemos, en lugar de tapar lo que no tuvimos. Ese afecto sano tienen que ponerlo los padres y madres

¿Cómo puedo tener una autoestima sana sin ayuda de mis padres?

Cuando papá y mamá no quieren, saben o pueden construir mi autoestima, me enfrento al punto en el que están muchas personas hoy en día. «A mí no me dieron amor o afecto sano, pero quiero dárselo a mis descendientes».

Tenemos una larga historia de niños y niñas que se han criado como si fueran TOMATES. Se les dió de comer, se les puso un techo y se les educó. Agua, sol y abono. Lo mismo que a una verdura. El problema es que no somos plantas, necesitamos alimento emocional (no confundir con alimentación emocional).

El niño interior está falto de ese amor sano, e intenta dárselo como puede a sus descendientes, pero en el proceso,la mayoría de las veces, hay tantas autoexigencias, que cada uno de esos niños y niñas que hay dentro de cada persona adulta, termina sintiéndose todavía peor y más falto aún de amor. Se convierten en personas super ocupadas, que intentan cubrir cada área de la vida de sus hijos, y que suelen obtener a cambio cansancio y desánimo.

«Si no me quisieron como yo necesitaba mis padres, no puedo esperar ese tipo de amor de mis hijos».

Sean como sean esos hijos, no pueden llenar el vacío afectivo de sus padres sin terminar quedándose ellos igual de vacíos.

Es como alimentar a un niño con un vaso de leche, mientras el papá lo mira con sed. Siempre quedará uno muy sediento o dos medio sedientos.

Cada adulto tiene la oportunidad de cubrir sus necesidades afectivas desde el origen, de forma independiente y autónoma, para no sentirse en la obligación de hacer más de lo que realmente quiere hacer, porque todo lo que se hace por obligación, no es más que un castigo.

¿Cómo puede un adulto sanar su autoestima?

La autoestima nace de la valoración de quienes somos desde el origen. El error más común es intentar crea una autoestima en la edad adulta a partir de valorar y demostrar todas las máscaras que se han adoptado para sobrevivir a lo largo del tiempo. Esto sólo producirá un ego malsano, soberbia y al mismo tiempo miedo a que otros descubran el disfraz.

Es necesario encontrar la versión más auténtica de cada uno y fortalecer la desde el origen. Una buena técnica para ello es el trabajo con el niño interior.

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