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Nutrición infantil: consejos psicológicos para que los niños coman mejor

Los niños comienzan a comer por si sólos al rededor del primer año, pero los problemas empiezan cuando se niegan a comer o se alteran si se les obliga a comer algún tipo de alimento o textura. Cuando un menor tiene una nutrición inadecuada, puede conllevar la aparición de enfermedades como la diabetes, la anemia, el síndrome de intestino permeable, o desnutrición, con consecuencias agravadas al tratarse de organismos en desarrollo. Enseñarles a comer de todo, evitará que tengan problemas el día de mañana para comer texturas, sabores o grupos de alimentos, y así conseguir una nutrición más sana y variada.

6 Errores a evitar para que los niños coman mejor:

Aleatoridad en los horarios y los sitios para comer: Lo más adecuado psicológicamente para que los niños aprendan a comer bien es ofrecerles un entorno constante, mismo sitio, misma hora. No conviene que los niños tengan novedades añadidas a la hora de introducirlos nuevos alimentos.

Prolongar demasiado el tiempo para comer: Establecer una hora de comer y si llega la hora final de la comida y no se han terminado el plato, se les retira. Mantener horarios interminables para comer donde se agota la paciencia del padre y del hijo, creará con el tiempo una asociación psicológica con la comida muy tóxica, y es posible que el niño desarrolle hábitos como engullir rápidamente la comida o ocultar parte de los alimentos para poder finalizar lo más rápido posible con lo que considerará el tedioso ritual de comer.

Comerse la comida fría, blanda o pasada: Los niños no tienen que «pintar un bodegón» con la comida como inspiración. La contemplación de la comida durante mucho rato no hace que les entre más apetito, la comida se enfría, se pasa, se cuaja, se pone dura, etc., Si los alimentos no están en su forma de cocinado óptimo porque llevan mucho tiempo en la mesa, es mucho más difícil que lleguen a disfrutar de lo que comen.

Obligar al niño a comerse lo que se dejó en el plato en la comida anterior: «Si no te lo comes ahora, te lo comerás mañana» Es una amenaza o advertencia que, raramente consigue su objetivo, porque el tipo de alimento que se repite se convertirá en sinónimo de castigo, y de ahí nace la aversión que tienen muchos adultos a ciertos alimentos o platos.

Sustituir alimentos saludables por golosinas o comida basura: Que los niños coman es imprescindible, pero es preferible que coman menos y con mejores alimentos, que darles alimentos vacíos nutricionalmente como los hidratos simples o la misma combinación de sabores, texturas y olores una y otra vez. De esa forma nunca podrán ser adultos con variedad de gustos, y que puedan comer casi de todo, en casi cualquier parte.

Limitar a los hijos a los platos que comen sus padres: Lo ideal es que coman cosas diferentes, productos de otras culturas, texturas y combinaciones diferentes de las que se cocinan normalmente en casa. Porque salir a comer fuera de casa, es la mejor oportunidad de que los niños prueben comidas nuevas, en lugar de la Hamburguesa con patatas o nuggets de «pollo» de siempre.

4 consejos psicológicos para que los niños coman mejor.

Reintroducir alimentos que ya comían cuando eran bebés: A veces los niños no quieren comer alimentos que no tenían problemas en comer cuando eran más pequeños. Esto no significa que no vayan a volver a comerlos, es otra forma más de expresar su opinión, pero aunque válida, tiene que prevalecer el criterio nutricional de los padres. Se coloca de diferentes formas pero de manera aleatoria en las comidas para que, apesar de las molestias iniciales, descubra que no hay pataleta que valga cuando se trata de estar sano.

Colocar diferentes tipos de comidas y que el niño elija el orden en el que se las come: un poco de arroz, un poco de pescado y algún vegetal, en proporción saludable pero teniendo en cuenta las preferencias del niño o niña. Comérselo todo y de forma autónoma es el objetivo para conseguir su premio (afecto de papá y mamá).

Adecuar la cantidad de comida a la edad y al apetito del niño: No obligarles a comerse la misma cantidad de comida que un adulto. No pasa nada si un niño o niña, come un poco menos por no tener apetito. Sus ganas de comer también dependen de su actividad física y mental, al igual que sucede con los adultos. Siempre que no sea la falta de apetito una escusa recurrente para no comerse algún tipo de alimento.

Introducir los alimentos nuevos en pequeñas cantidades y reforzar positivamente cuando se los coman: Poner el alimento nuevo en una parte del plato, prácticamente lo que ocupa una cuchara, y premiarlos cuando se lo coman. No estamos esperando que hagan una fiesta al probar el nuevo alimento, sólo esperamos a que vayan incorporando otras opciones, y que mantengan la curiosidad por nuevos sabores.

Cuando los niños se niegan a comer, se provocan arcadas, o sólo comen un tipo de alimento, es el momento de intervenir de forma profesional para corregir sus conductas antes de que se conviertan en adultos con un cuadro de conflictos con la comida.

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